Origen de los cuentos infantiles: Una pequeña historia de los cuentos y la infancia.
- Infancia en la antigüedad
- El origen de los cuentos infantiles y la nueva visión de la niñez
- Los primeros cuentos infantiles
- Primeros pasos de la literatura infantil.
Por Fundación Entrelíneas para Viva Leer Copec.
Hoy en día una cosa es clara: la oferta de libros infantiles supera con creces la de cualquier otro momento de la historia. Si hay niños en tu casa, por lo general también hay libros que alguien escribió pensando en ellos. Pero no siempre fue así.
La visión de niñez como la conocemos es bastante reciente. El niño como alguien que necesita cuidados y consideraciones especiales, como alguien que necesita afecto y seguridad es fruto de siglos de cambios. Solo una vez que comenzó a tomar forma esa concepción fue que aparecieron los libros escritos para niños y niñas.
Recién en el año 1989 se firmó en la ONU la Convención sobre los Derechos del Niño que consagra su derecho a la educación, los cuidados, la protección y prohíbe su discriminación y explotación, entre otros derechos. Esa convención que vela por el interés superior del niño y lo considera un ciudadano competente fue ratificada por Chile en 1990.
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Infancia en la antigüedad
En el mundo occidental, durante gran parte de la historia, la infancia no se consideraba como una etapa diferente de la vida. Un niño era pensado como un adulto: vestía igual, debía tener el mismo comportamiento y compartir las mismas tareas.
La realidad de la época requería que los niños trabajaran apenas estuvieran en condiciones de hacerlo. Muchos niños morían debido a las duras condiciones en las que vivían, y eso hacía que los lazos afectivos entre los padres y sus hijos fueran muy débiles. Una gran cantidad de infantes de clases más acomodadas vivían separados de sus padres, pues eran enviados al campo para ser criados por nodrizas y niñeras. Un niño era considerado un adulto incompleto, y hasta que llegara a valerse por sí mismo, era pensado como absoluta propiedad de sus padres.
Todo lo anterior iba unido a una menor preocupación por sus necesidades intelectuales y emocionales. En ese escenario, prácticamente no existían libros para niños y niñas.
“En el siglo XVII, 236 de cada 1000 bebés morían antes de cumplir un año, en contraste con los 20 que mueren hoy. El 45% de los franceses nacidos en el siglo XVIII murieron antes de cumplir 10 años.
Los hijos trabajaban junto con sus padres casi tan pronto como podían caminar…”
Daniel Goldin.
En La invención del niño.
El origen de los cuentos infantiles y la nueva visión de la niñez
La visión de la infancia comenzaría a cambiar lentamente a partir del siglo XVII. Los padres y los hijos se acercaron más, y los niños comenzaron a dejar de ser vistos como “adultos en miniatura”. Poco a poco se iba reconociendo a la niñez como una etapa aparte, con sus propias particularidades, limitaciones y necesidades. Es aquí donde aparecen las primeras obras escritas pensando en los niños, aunque la gran mayoría solo buscaban enseñar a los pequeños a portarse bien y a ser buenos hijos.
¿Es necesario recordar que lo que hoy parece obvio y natural: el acceso en la primera infancia a la lectura y la escritura, no fue siempre así, que durante siglos leer fue privilegio de unos cuantos, entre los que no se contaba a los niños ni a las mujeres (…)?
Daniel Goldin.
En La invención del niño.
Los primeros cuentos infantiles
En 1697 el escritor francés Charles Perrault publica Los cuentos de mamá Ganso (o Los cuentos de mamá Oca en otras traducciones), una colección de ocho narraciones breves que incluyen La caperucita roja, La bella durmiente y La cenicienta; hoy todos clásicos de la literatura infantil. Eran cuentos de la tradición oral, creados por la comunidad, y dirigidos a adultos, que Perrault rescató, dejando testimonio escrito de ellos. Con el tiempo, estos cuentos de hadas fueron adaptados para los lectores infantiles, que fue lo mismo que ocurrió con las historias de los Hermanos Grimm y las de Hans Christian Andersen.
Primeros pasos de la literatura infantil
El desarrollo que trajo la Revolución Industrial significó que los niños trabajaran cada vez menos. En ese momento se comenzó a dar importancia a que los niños fueran a la escuela y surgieron las primeras publicaciones infantiles. En 1744, John Newberry publica en Inglaterra A Little Pretty Pocket-Book , considerado como uno de los primeros libros dirigido exclusivamente a los niños con el objetivo de entretenerlos.
A comienzos del siglo XIX, con la influencia del romanticismo, la fantasía y la imaginación, los libros infantiles comenzaron a ocupar un rol más importante. Es así como, en 1812, los Hermanos Grimm publicaron su libro Cuentos de la infancia y del hogar , famosísima colección que contenía algunas de las historias clásicas más conocidas de todos los tiempos, como La caperucita roja, La bella durmiente y Hansel y Gretel. Algunos años después, y no muy lejos de ahí, Hans Christian Andersen publicaría su primera colección de cuentos de hadas para niños, presentando al mundo las historias de Pulgarcita y La Sirenita , entre otros títulos que ya son tradicionales.
A fines del siglo XIX se masifica la publicación de libros para niños. Si antes los libros tenían como objetivo el enseñar a los niños como comportarse y cómo ser, luego son cada vez más los libros que buscan entretenerlos y mostrarles otras realidades. Es así como aparecen varios clásicos como Alicia en el país de las maravillas , de Lewis Carroll (1865); Tom Sawyer, de Mark Twain (1876); Pinocho, de Carlo Collodi (1883); y Heidi, de Johanna Spyri (1880).
Posteriormente, durante la primera mitad del siglo XX comenzaron a publicarse en forma masiva libros impresos a color, lo que dio paso al boom de la ilustración en la literatura infantil. Exploraremos esta notable etapa en nuestro próximo artículo.
Si deseas leerle ya a tu hijo un cuento tradicional de los hermanos Grimm, de Charles Perrault o de Hans Christian Andersen, busca en la Biblioteca Pública Digital.
“La palabra infancia proviene de latín infantia, que significa literalmente “mudez”. El infante es el infans, literalmente el que no habla (…) El proceso al que aludiré́ más adelante está directamente relacionado con la transformación de un sujeto que no habla (tal vez sería más correcto decir, al que no se escucha) a un sujeto al que se le reconoce el derecho a hablar y se le ofrecen condiciones para hacerlo. Es un largo proceso civilizatorio en el que aún estamos inmersos (…)”
“En este sentido podemos adelantar que la evolución de la literatura para niños ha pasado de ser una literatura infantil, es decir una literatura para ser escuchada y acatada (no para hacer hablar), a una literatura para niños que busca o propicia de diversas formas el diálogo, la participación activa de los niños en el mundo.”
Daniel Goldin.
En La invención del niño.
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